La cerveza, con moderación, es
buena. Gracias al dióxido de carbono refresca, por la presencia del alcohol y
de componentes fenólicos no se contamina con elementos patógenos, y debido a
las sustancias amargas del lúpulo estimula el hambre y facilita la digestión.
Los primeros indicios que se tienen de la cerveza provienen
del pueblo Sumerio, en la Baja Mesopotamia. Su civilización obtenía una bebida,
fermentando el grano, que tenía carácter sagrado y medicinal a la que llamaban
Sukari y cuya diosa protectora era Ninkasi. Por entonces, en la antigua ciudad
de Uruk (actual Irak) el arquitecto real recomendó servir cerveza entre sus
trabajadores "para estar más atentos a su trabajo y relajarse al final de
la jornada".
No hay comentarios:
Publicar un comentario